Todo en el Huerto de la Cora tiene un porqué, una historia que pasa desapercibida a ojos del visitante. Es preciso descifrar el significado de cada componente o habitante de este espacio para entender el verdadero valor de lo que encierran las paredes de este antiguo colegio, que pese no estar ocupado por las risas y juegos de los niños, sigue siendo sinónimo de vida y de futuro. Gracias al trabajo de los miembros de la Asociación Ecocultural del Huerto de la Cora, aquí se mantiene una verdadera actividad de laboratorio; de recuperación y conservación de semillas locales –o de otras provincias– en riesgo de extinción así como el cultivo de ejemplares de otras zonas del planeta que se consideran especialmente interesantes en base a las condiciones climáticas de la zona.
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