El mimbre
Viajamos hasta Los Villares – municipio de 6.000 habitantes situado junto a la capital– para conocer a Francisco, quien lleva más de 45 años dedicado al trabajo del mimbre. Nos reciben en un pequeño taller situado en el piso bajo de su propia casa, donde Francisco, su hermano y otro compañero pasan 10 horas todos los días manteniendo vivo un oficio al que ya poca gente se dedica en el pueblo, pese a que como nos explica Francisco en la entrevista “en las décadas de 1970 y 1980 más del 80 por ciento del pueblo se dedicaba a la cestería, aquí no había paro ninguno”. Nuestras dos horas de entrevista transcurren sin que estos artesanos dejen de trabajar mientras hablamos, con sus manos trenzando el mimbre sin error, sin que les sea preciso mantener fijas la mirada ni la atención. “Son ya muchos años” nos dicen.
Arrancamos la entrevista sobre las 10 de la mañana, con nuestros tres protagonistas sentados en sus respectivas sillas –bastante distanciados entre sí, para no estorbarse– con el sonido de fondo de una vieja radio que les ameniza las horas mientras ellos no paran de hacer cestas. Francisco nos cuenta que todas las cestas que vemos allí amontonadas van para el norte de España. “De Madrid para arriba. Allí hay mucha costumbre de salir a coger setas y frutas al campo, e incluso de ir a comprar con una cesta de éstas. También hacemos carritos de la compra de mimbre, y se venden mucho por allí. Por aquí abajo esto no tiene tanto tirón”.
¿Cuando empezasteis en esto del mimbre? ¿Cómo aprendisteis el oficio?
Pues yo empecé a trabajar en el mimbre con 13 años, a finales de la década de 1.960, llevo ya más de 45 dedicándome a esto. Aquí en el pueblo había dos o tres familias que eran las que enseñaban a la gente que quería empezar a trabajar en el mimbre. De chicos, cuando salíamos de la escuela, como no había otra cosa, nos íbamos a los canastos y allí echábamos el resto del día. Nuestras madres les decían a los de las fábricas “dale lo que quieras al nene, por lo menos lo vas enseñando”, así ellas nos tenían controlados y sabían donde estábamos, no podíamos irnos al río ni hacer travesuras. Al final del día nos daban unas 5 pesetas, eso era lo que ganábamos.
¿Qué importancia ha tenido la artesanía en general y el mimbre en particular en Los Villares?
Mucha, te diría que muchísima. Aquí se empezó a trabajar el mimbre en la década de 1.960, aunque la época fuerte empezó en los años 70. A principios de los 80 el volumen de fabricación era tremendo. En los Villares 2.000 o 2.500 personas vivían del mimbre, prácticamente todo el pueblo. Aquí no había paro ninguno, paseabas por la calle y veías a la gente en los portones trabajando con el mimbre. Llegaba el viernes y era día de fiesta, se vivía muy bien. A todo el que se casaba hace 20 o 25 años el padre siempre le compraba la casa, se veían buenos coches… Todo eso nos lo dio la artesanía.
Hace 20 años era normal recibir pedidos de 20.000 cestas, hoy ya no. Toda mi generación vivía de los canastos, el pueblo vivía más de la artesanía que del olivar, había talleres de 40 o 50 personas trabajando en el mimbre. Semanalmente se podían enviar 2 o 3 vagones de tren llenos de canastos. A partir de Mayo empezaba el pico de producción, hasta justo antes de Navidad. En esa época en los talleres se apilaban montones de cestas que llegaban hasta el techo.
Ahora es distinto, la artesanía se la han cargado, la cestería, el cuero, todo… Desde que llegaron los chinos hace 10 o 15 años, todo se vino abajo, su competencia provocó una bajada de precios tremenda. Nosotros no podemos competir con esos precios, aunque la calidad de los trabajos no tiene nada que ver, la mayoría de la gente se queda con el precio y ahí ganan ellos. Ahora las cestas se cobran a 3 euros cuando se deberían estar cobrando al doble como mínimo. Una cesta que lleva una hora de trabajo se vende a unos 3 euros, precio que incluye también el coste de la materia prima. No es normal…
¿Y a día de hoy es viable dedicarse al mimbre en Los Villares? ¿Sigue trabajando mucha gente en la artesanía?
Hoy día en el pueblo queda poca gente, aunque en momentos puntuales hay gente que vuelve a trabajar en esto. En campaña de Navidad se nota que hay repunte, concretamente pueden salir de aquí entre 25.000 o 30.000 cestas de Navidad y eso provoca que haya gente que trabaje en esto eventualmente.
No obstante, yo el futuro de esto lo veo oscuro; la gente joven ya no quiere dedicarse al mimbre, son muy poquitos los que se animan. Y eso que con tanto paro podría ser una salida, una familia puede vivir dedicándose a esto, no hacerse ricos, pero sí sacar para vivir. Pero claro, la gente que empieza apenas gana unos 20 € al día. La caída de los precios ha provocado esto, nosotros no podemos competir con China, podríamos competir con alemanes u otros europeos, pero no con China y con sus salarios. Culpa de los gobernantes, que no miran por nada…
Desde que tenemos que competir con los chinos la gente empezó a irse a otros oficios como la construcción, que les dejaba más dinero. En Cuenca, donde nosotros compramos la materia prima, empezaron a quitar mucha plantación de mimbre y el oficio comenzó a decaer en general.
¿Aparte del mimbre qué otros materiales se trabajaban?
En los Villares sobre todo se trabajaba el mimbre, aunque también mucha gente trabajaba con otros materiales como la retama, el esparto o los juncos. La retama, recién cogida la pelaban y la utilizaban para hacer bandejas pequeñas y muchas otras cosas. Con esparto –y también con mimbre– se hacían figuritas de animales como burros o gallos… Aquí había verdaderos artistas, se hacían cosas maravillosas. Con el junco se hacían espejos, sillones… Pero con junco del bueno, del nacional, no de importación.
Un primo hermano mío se dedicaba a la artesanía en madera, hacía figuras de animales que parecían reales. Fue algo que se inventó él aquí en el pueblo, era el único que lo hacía y le fue muy bien. Los conejos de madera… De esos vendió miles y miles y con eso pudo comprarse sus olivos, y ponerle una casa a sus hijas y cuando empezó no tenía nada…
Centrándonos en el mimbre ¿Qué tipo de productos elaboráis? ¿Cuanto tiempo de media os lleva elaborar un producto? ¿Qué es lo más demandado?
Bueno, se hacen muchísimas cosas, casi de todo. Tenemos un catálogo con todos los productos que ofrecemos a los clientes. Son muchas cosas, pero por destacar algunas te puedo decir las cestas, estanterías, leñeras, roperos, canastas de ropa, sillones…
El tiempo varía en función del tipo de trabajo, en una cesta mediana se tarda una hora, incluyendo el fondo. También depende de los tipos de cierre: cordón francés, cordón gitano, etc. Hay muchas clases de cierres, unos más complicados que otros y todo eso influye en el tiempo de finalización de un trabajo.
Esta cesta, por ejemplo, la típica que hacemos para recoger setas, o los níscalos en Jaén, lleva una hora de trabajo.
Antes también se hacían más variedad de productos; hasta apliques para las lámparas o cosas de “clavaillo”. Nosotros llamamos “clavaillo” a las jaulas; hacíamos muchas que iban a Bélgica, Noruega, Luxemburgo y países del norte. Las ponían en los bosques, de casas para los pájaros, para que criaran. Se hacían miles y miles…
Ahora lo más demandado son las cestas; cestas para recoger setas, para la compra y sobre todo las cestas de Navidad. La época fuerte del mimbre es hasta Navidad, que es cuando se hacen las cestas que las empresas regalan a trabajadores y clientes. Aquí se han llegado a hacer cestas enormes, de dos o tres pisos, de esas que los bancos regalan a los altos ejecutivos…
¿Dónde se venden los productos que elaboráis?
El mimbre que se hace aquí se vende todo fuera, sobre todo en el norte. Las cestas y los carritos de la compra van de Madrid para arriba, en el norte hay costumbre de ir al campo a coger setas y frutas e incluso de ir a comprar con las cestas de mimbre.
El material se elabora aquí pero las grandes ferias se celebraban y se celebran fuera, por lo que los grandes clientes no han llegado nunca aquí de forma directa. Es muy importante saber vender y los que sabemos trabajar normalmente no sabemos vender. Hace muchos años hacíamos figuritas de burros pequeños y se cobraban a 1 peseta, luego nos enterábamos que en tienda se vendían a 15. Las paneras que hacemos por 3 euros, en tienda las venden a 18.
¿Y fuera de España?
Ahora menos, pero antes se exportaba muchísimo. Nosotros hemos tenido muchos clientes de fuera. Para que os hagáis una idea, hace años le trabajábamos a una empresa de Valencia a la que entraba directamente la vía del tren, tenían 7 u 8 naves, fabricaban cerámica y nosotros le vendíamos artículos de mimbre que también exportaban. Alemanes y Franceses, pero sobre todo los primeros, se llevaban muchísimas cestas. También se exportaba mucho a Estados Unidos.
Y bueno, antes os he hablado de los artículos de “clavaillo” para los países del norte de Europa. Se ha vendido mucho fuera, hemos enviado a muchos países.
¿El mimbre es de aquí? ¿Dónde compráis la materia prima?
El mimbre con el que trabajamos viene de Cuenca, el mimbre siempre ha venido de fuera de Los Villares. En Cuenca siembran mucho mimbre, allí hay temperaturas muy extremas, de mucho frío y mucho calor, y eso el mimbre lo aguanta y hasta le sienta muy bien. A España también traen mucho mimbre de Polonia o de Argentina, es bueno, pero pesa mucho. Nosotros preferimos el de aquí, aunque se nota mucho el uso de los abonos. Ahora el mimbre crece muy rápido y tiene poca madera, por eso se parte tanto. Lo mismo se nota también en la huerta. Yo tengo una huerta pequeña donde siembro y no hay color al probar las cosas que tú siembras respecto a las del supermercado, saben a otra cosa. Tendría que estar totalmente prohibido el uso de esos venenos en las cosas que nos comemos. Todo va encaminado a lo mismo, a ganar más dinero, y con tal de eso, hacen estas cosas.
De otro lado, también influye que la gente cada vez es menos autosuficiente. Antes todo el mundo sabía sembrar algo, se hacían conservas, la gente sabía coser, etcétera. Si ahora ocurre una catástrofe natural o algo… En 15 días nos morimos todos de hambre, nos están haciendo inútiles. Yo el año pasado animé a mi hija, que tras acabar la carrera está buscando trabajo, para que viera como se siembran las patatas, para que al menos supiera como se hacía.
¿Cuanto os cuesta la materia prima?
Cada “milla” (paquete) tiene unos 10 kilos y el precio del kilo sale a 3 euros. Para que os hagáis una idea, de ahí pueden salir unas 10 cestas si son de un tamaño normal. Luego están las tiretas, que salen más caras, a unos 11 euros el kilo, porque las hacen unas máquinas.
Además del precio daros cuenta de que cuando se hace una cesta hay que calcular el gasto de mimbre de cada tipo –mimbre blanca y mimbre negra–, la tireta y también el desperdicio. Según tenemos calculado, cada cesta lleva 150 gramos de desperdicio por kilo de mimbre. Todo esto hay que tenerlo presente a la hora de ponerle precio a los trabajos…
Veo que hacéis todo a ojo ¿Cómo hacéis para que salgan todas iguales?
Bueno, no tanto como a ojo. Tenemos unos moldes ya preparados para los fondos de las cestas, leñeras, etcétera. El fondo es básico para que todas las cestas salgan iguales, eso y también el metro, aunque después de tantos años casi no los usamos. A veces mides para ver si vas bien, pero cuando llevas varias seguidas del mismo tipo ya salen solas.
Otra cosa curiosa es que las cestas también se hacen de cierto tamaño para que no suban los portes de envío, así también se ahorran costes.
Para finalizar, después de tantos años ¿Cómo tenéis las manos? ¿No tenéis molestias o dolores?
Pues la verdad que no, yo desde hace años uso guantes para trabajar, pero antes no los usaba. Molestias en las manos nunca he tenido, a veces los codos, pero nada más. Es un trabajo un poco cansino, tienes que estar sentado 10 horas en una silla, pero más allá de eso…
A veces la rutina de hacer tantas cosas iguales pesa.
A mí lo que realmente me gustaría sería estar todo el día cambiando de tipo de pieza, de una cesta a una leñera, un armario… Así no te aburres, pero ya ves, para el mimbre las herramientas son las que son: unas tijeras, un punzón, un metro y la silla y el resto es tiempo, que cuando aprendas a trabajar te cunda…
Este es el primer reportaje de nuestra serie de oficios tradicionales, con ella pretendemos dar cabida también en nuestra web al patrimonio inmaterial, ese que habla de nuestra cultura, costumbres y tradiciones; de todo lo que conforma nuestra identidad social.
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