En la carretera de camino a Quesada encontramos el desvío hacia el puerto de Tíscar. Allí, a más de 1.180 metros de altura, se encuentra la Atalaya del Infante don Enrique, una torre cilíndrica con más de 10 metros de altura desde su base que permite controlar visualmente un vasto territorio a su alrededor. Su función principal consistía en vigilar el movimiento de tropas en el camino hacia el reino nazarí de Granada, alertando también a los castillos cercanos –Tíscar o Quesada– en caso de peligro a través de señales de humo. En su fachada aún se conservan dos escudos empotrados; en uno de ellos –el mejor conservado– se distinguen las figuras de dos castillos y dos cruces calatravas, pudiendo tratarse del escudo del Infante don Enrique.
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